Cuestión de actitud

Tener una vida plena y armónica con nuestro semejantes y el planeta, no es difícil. En mucho depende de la actitud que asumamos cada día, de la forma en cómo elegimos vivir. Si queremos imponer nuestras opiniones o modos de ser a otros, si pasamos por encima de los derechos de los demás, si actuamos como si nadie más existiera... entonces seremos seres intolerantes, fácilmente irritables, insatisfechos... y hasta en riesgo. En cambio, cuando descubrimos que asumir las reglas de convivencia nos beneficia a nosotros en primer lugar, todo mejora: el ánimo, la salud, nuestra seguridad, las relaciones humanas, la calidad de vida. ¡Imagínense si logramos multiplicar la actitud positiva y conciente! El beneficio será mayúsculo, porque seremos parte activa de una sociedad donde cada persona se preocupa por el otro y por su entorno. Yo estoy plenamente convencida de ello... Hasta hace unos años me enojaba demasiado salir a pasear a Manchas, mi perra, y encontrar en el camino popo de otros perros con dueños irresponsables; o que hubiera varios automovilistas robándose la línea peatonal en espera de poder pasarse la luz roja, como si los peatones no existiéramos. Me irritaba que se estacionaran en las bajadas destinadas a sillas de ruedas, o cuando en un transporte público nadie era capaz de cederle su lugar a una persona mayor o a una mamá con bebé y pañalera. El día a día era difícil, porque desde que salía de casa muchas situaciones las convertía en agresión contra mi persona, hasta que un día decidí cambiar mi actitud. Dejé de pensar que mejorar las cosas era tarea de otros, y junto con Claudia Adeath -una amiga fotógrafa que actualmente vive en Dinamarca- iniciamos un movimiento que ha ido generando grandes experiencias y transformaciones. Son numerosas las personas que prefieren vivir bien y favorecer su vida. A lo mejor con detalles que a veces pasan desapercibidos, pero que en la suma otorgan una satisfacción muy especial. Hoy es un excelente día para que te sumes: ¡Mueve tu Actitud!